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Participación en Lanzamiento de libro

  • eticologo
  • 1 may
  • 6 Min. de lectura

El Viernes 11 de abril (2025) fui invitado por la escritora y académica Roberta Sanhueza Ramírez, quien realizó el lanzamiento de su libro “El pensamiento de Manuel González Prada. Del Positivismo al Anarquismo” de la Editorial Voces Opuestas, en la Biblioteca Municipal Paul Harris de Villa Alemana (Valparaíso)

comparto aquí mi ponencia de dicho día:

"Estimados compañeros panelistas, querida Roberta, respetable concurrencia. Un saludo afectuoso.

La autora del libro “El pensamiento de Manuel González Prada. Del Positivismo al Anarquísmo”, editado por Voces Opuestas, 2025, me ha invitado éste día, para compartir algunas ideas sobre su obra. Muchas Gracias por el honor. 

Para iniciar mi presentación, les debo indicar, que ya muchos años, vengo trabajando el tema del indigenismo y junto con Roberta y otros amigos, participamos de una experiencia llamada “escuelita de teología india, indígena e intercultural”, la cual, busca promover el pensamiento indigenista e indianista orientados por la interculturalidad. Por ello agradezco la posibilidad de compartir mi reflexión, que se enmarcará en la línea de pensamiento de la “eti”.

Junto con agradecer mi participación, en la instancia de éste lanzamiento de libro; es importante que la distinguida concurrencia, tenga presente que todo cuanto expondré, está contenido solamente en el capítulo tercero del libro de Roberta.

Dicho este proemio, inicio mis reflexiones. 

Lo primero que deseo invitarles a descubrir en estas páginas, es la sensibilidad - crítica, de una persona que vivió en una época marcadamente “de - colonialidad”; si entendemos por “colonial” la imposición de una forma cultural por sobre otra, dónde la sociedad hegemónica, considera inferior a su par minoritario. En éste sentido, las políticas públicas, propias del siglo XIX, dan cuenta de dicho impacto negativo sobre los diversos pueblos indígenas, que si bien, en esa época no eran minoría en población, sí tenían menos oportunidades que la sociedad “blanca” de las nacientes naciones en el continente llamado América Latina. 

Quizás por ello, sea tan interesante sumergirse en la figura de González Prada, pues ser catalogado como “defensor de la causa indigenista”, en una época tan adversa para los amerindios, es una encomiable tarea, por analizar las ideas que movieron la voluntad de éste personaje peruano.

Para graficar la compleja realidad a la que se opuso el poeta y ensayista limeño, basta conocer el dramático ejemplo, de lo que, eufemísticamente llamamos: “Campaña del Desierto” (1878-1885), para el caso de la naciente Argentina y “Pacificación de la Araucanía” (1866-1881), en el caso de una chilenidad en construcción. Ambos hechos, fueron signos de muerte y despojo para el Pueblo- Nación Mapuche; un triste pasaje de la historia latinoamericana, que formará parte, no sólo de un pasado duramente nefasto, impregnado de decisiones que pauperizaron a las poblaciones indígenas, sino que además, podemos acusar estas acciones, como el intento genocida, etnocida y diglósico contra los mapuche que habitaban ancestralmente las recién independientes repúblicas latinoamericanas. Realidad epocal, que para el caso indígena en Perú, como el de tantas otras etnias amerindias, también se emparentaron con estas formas de resolver el llamado “problema del indio”.

¿Y por qué afirmo que González Prada, tuvo una sensibilidad crítica? Lea usted el capítulo tercero del presente libro y reconocerá en el ensayista peruano, a una persona capaz de distanciarse del racismo de su época, y ponerse en el lugar de la marginación vivida por estas comunidades. Como se indica en la página 101, leeremos a un González Prada, quejándose de su sociedad peruana, en un artículo denominado: “Nuestros Indios” (1904); y descubrirá en dichas letras, la capacidad de una persona por dolerse de la compleja realidad de los indígenas en el Perú y cuestionar las formas de solución al problema social del “indio”, que sus compatriotas promovían en dicha época. 

En ésta línea de reflexión, a mi juicio, la autora nos induce a pensar, que tal crítica es proveniente del anarquismo que abrazó González Prada; no sólo como una capacidad analítica para entender la cuestión indigenista como un problema racial, sino sobre todo por reconocer el fenómeno sociológico que para tales consideraciones se desarrollaba. 

El ensayo “Nuestros Indios”; como nos invita a interpretar Roberta Sanhueza, genera una novedosa forma de comprender el entonces llamado “problema del indio”. Forma de comprensión, que refiere a la idea, de que se debe entregar la resolución de los problemas sociales de dichas comunidades, a los mismos actores indígenas. Algo similar a lo que ha sido la contemporánea forma de discutir la llamada “plurinacionalidad”. 

Creo relevante interpretar esta visión crítica de González Prada, pues nos da cuenta de que se trató de una figura adelantada en estas materias, para su tiempo decimonónico.

Pasando a otro punto de análisis, me parece relevante resaltar lo expuesto en la página 105 del libro de Roberta; esto es, reflexionar desde el escrito del ensayista peruano, titulado: “Notas sobre el idioma”. 

Para mi el tema del idioma, es una cuestión esencial en las demandas reivindicativas de los pueblos amerindios. Esto lo digo con cierta autoridad, pues me he dedicado varios años a cultivar el mapudungun, que lo hablo en un nivel intermedio y lo enseño por varios años, a jóvenes adolescentes en el Liceo dónde trabajo. Cuestión que me ha obligado a conocer de diversas estrategias didácticas y pedagógicas, que en el campo del mapudungun, puedo asegurarles que de parte del pueblo-nación mapuche, ha existido mucho trabajo y reflexión educativa; lo que demuestra la trascendental relevancia que posee el idioma para dicho grupo humano.

Mis largos años de conocer experiencias de revitalización lingüística, me han permitido visualizar con cierta pertinencia, la profundidad en los alcances que posee dicho saber para los pueblos originarios. Hablar la lengua originaria, refuerza su identidad personal y colectiva, los reconecta con su acervo cultural, los sumerge en una cosmovisión de inmensa sabiduría; entre otros beneficios.

Hace unos años, en un koneltun, o forma de inmersión lingüística en mapudungun, conocí la experiencia de la revitalización lingüística que algunos mapuche conocieron del Euskera en el País Vasco. Al escuchar dicho relato, comprendí que la valoración experimentada por el mapuche, hacia esa forma de revitalizar la lengua, se centraba en la capacidad autónoma de los Vascos para rescatar un saber ancestral. 

Esta anécdota, se conecta con lo que González Prada afirma sobre el valor del idioma para los pueblos originarios. El mismo autor, como nos recuerda Roberta en su libro, escribió en 1890, en el libro antes citado: “Notas sobre el idioma” (... leer del libro): “-el idioma- sería de vital importancia para los pueblos americanos en tanto, “forma de independizar…”. (pg. 105) 

En consecuencia, la autonomía como capacidad de resolución de problemas, que tiene tan vigente González Prada en su pensamiento, está profundamente conectada con la política pública de reivindicación lingüística, que tienen como proyecto los mismos pueblos originarios. Quienes muchas veces deben promover con sus propios recursos, esfuerzos de dar a conocer o enseñar su lengua, sin apoyo del Estado u otras organizaciones no gubernamentales con altos recursos. 

Pasando a otro elemento de criterio indigenista, que quiero resaltar en éste autor peruano; es su visión contraria a la idea de “civilización”. El texto de Roberta, nos ayuda a reconocer que González Prada, se acercó a una reflexión de lo que hoy denominamos críticamente “eurocentrismo”. Este ensayista y político limeño, observó que la palabra “bárbaros”, era utilizada como subterfugio para promover la opresión de los indígenas, por parte de los autodenominados “civilizados”. En consecuencia, se indica que la civilización es una ideologización que busca ser apologética de la cultura occidental, para constituir una ideología supremacista racial y que por tanto, dicha consideración demuestra la profunda contradicción de vínculo entre “civilización y progreso”, que nuestro autor logró visualizar adelantadamente.

Finalmente, quiero compartir una idea que aparece hacia el final del libro que nos convoca, me refiero a su crítica sobre la idea de Nación, en el sentido moderno de la palabra, ya que dicha concepción geopolítica, remite a una forma particular de construir identidad; con ello nos referimos a la homogeneización de sus habitantes, bajo un mismo idioma, cultura e incluso religión. Tal forma hegemónica de identificación social, nos permite cuestionar si dicha forma de concebir “la idea de nación”, es pertinente a concepciones de inclusividad y respeto por la diversidad cultural presente en un territorio; que hoy es tan significativa en los discursos progresistas.

En fin, hasta aquí mi breve presentación esquemática del capítulo 3 del libro “El pensamiento de González Prada. Del Positivismo al Anarquismo” de Roberta Sanhueza Ramírez. Lo que he intentado; es dar a conocer un autor del siglo XIX que, “se sale del molde”, no sólo por su postura crítica a un positivismo conservador, ilustrado y creyente de una civilización, que se suponía capaz de traer progreso y superar la barbarie, como anunciara unos años antes de González Prada, el político argentino Domingo Faustino Sarmiento, en su obra de 1845, titulada: “Civilización y Barbarie”. 

A mi juicio, lo que distancia a González Prada de muchos autores de su época, como fue el caso, con las ideas de Sarmiento; será su marcado indigenismo, que lo moverá a proponer una visión crítica hacia las categorías de su época, con las cuales se analizó el fenómeno del así llamado “problema del indio”; consideración decimonónica que hoy tiene mucho que decirnos, pues, si esa lectura crítica del autor limeño, ya no tiene nada que decirnos a los contemporáneos, es un indicio de que la problemática fue superada; pero que de seguir vigente como postura pro indigenista, debe cuestionarnos acerca de la relevancia que le damos a este tema en nuestros días.

Termino mi exposición, invitando a los presentes a recordar que una ñaña como Julia Chuñil Catricura, lleva al día de hoy 5 meses desaparecida. Seguramente, González Prada, repetiría como muchos: ¿¡Chew Müley Julia Chuñil (Dónde está Julia Chuñil)?!

MUCHAS GRACIAS!!




El lanzamiento estará acompañado por Francisco Sazo, Jaime Villanueva y Cristián Muño

 
 
 

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